Dálmata
El dálmata es una raza canina que debe su nombre a la histórica
región de Dalmacia. Su característica principal es su singular pelaje
moteado de color negro, hígado o limón. Al nacer, las crías carecen de manchas,
las cuales van apareciendo por todo su cuerpo durante el primer año de vida.
La hiperuricemia es común entre los
dálmatas, por lo cual suelen ser considerados los únicos mamíferos uricotélicos. Otro rasgo de origen genético propio de la raza
es su alta predisposición a la sordera.
Se utilizó para hacer compañía a los
carruajes de la aristocracia, ya que era un símbolo de estatus para la nobleza
que un perro de este tipo corriera junto a los caballos que tiraban de su
carruaje. Sin embargo, antes de ser empleado por los aristócratas en
Inglaterra, se estima que acompañaba a los carruajes sirviendo como perro
guardián. También se ha empleado como pastor y en ocupaciones relacionadas con
las guerras. Sobre todo, fue la mascota de los bomberos y los establos. A
partir del libro escrito por Dodie Smith en 1956, y titulado: «101 Dálmatas», su popularidad se incrementó.
Debido a su historia como perros para
acompañar carruajes, se trata de una raza que requiere actividad y ejercicio.
Son veloces corredores con gran resistencia. En ambientes rurales, si se les
deja rondar a sus anchas, es probable que den largos paseos. En un ambiente
urbano esto es poco recomendable por lo que es mejor contener al animal. Su
naturaleza energética y juguetona los hace excelentes compañeros para personas
activas, aunque estos perros no son indicados para niños por ser algo toscos y
enérgicos. Sin embargo, es esencial que el ejemplar esté correctamente socializado y entrenado en el trato de niños, y a los
niños se les muestre la manera correcta de jugar con el animal; como casi
cualquier perro, el dálmata es perfectamente capaz de lastimar a un niño.
Siendo un juego inocente, y en particular a niños muy pequeños a los que pueden
accidentalmente golpear o tirar.
La soledad o falta de atención podría
originar comportamientos destructivos o trastornos. Indicio de ello es morderse
las patas, creándose lesiones serias; y/o excavar compulsivamente, entre
algunos. Su sociabilidad con otras criaturas además de los humanos se inclina
más hacia los caballos.
A nivel inteligencia, el dálmata ocupó el
puesto 39 en la clasificación de Stanley Coren acerca de la inteligencia de los perros.
En su comportamiento es un perro
aparentemente independiente y sereno, sin embargo, suele ser naturalmente
reservado y de temperamento territorial con un carácter energético —y difícil
de manejar para los dueños primerizos o sin previo conocimiento de la raza—, lo
cual podría ser utilizado para entrenarlo como un perro de protección, o de
rastro y muestra.
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